La exposición a la violencia en los medios de comunicación, ¿altera el funcionamiento frontal cerebral?

En 2005 Vincent P. Mathews, William G. Kronenberger, Yang Wang, Joseph T. Lurito, Mark J. Lowe y David W. Dunn publicaron un estudio sobre la activación en el lóbulo frontal en adolescentes con alta y baja exposición a la violencia en los medios de comunicación, tanto si son agresivos como si no. Al parecer, en los adolescentes agresivos podría estar fallando un "circuito" de regulación emocional. Además, los jóvenes con alta exposición podrían mostrar un patrón de activación muy similar al de jóvenes agresivos. Veamos estos y otros resultados más en detalle.

Introducción
Mathews et al. comienzan citando que los estudios de neuroimagen (como la resonancia magnética funcional -RMf- y la tomografía por emisión de positrones -TEP-) que se han enfocado en el estudio del comportamiento agresivo (sin evaluar la exposición a la violencia en los medios de comunicación) han mostrado actividad cortical prefrontal reducida o anormal en adultos severamente agresivos en comparación con grupos control (Raine, Meloy, Bihrle et al., 1998; Schneider, Habel, Kessler et al., 2000) sugiriendo que el funcionamiento cortical prefrontal puede ser un área clave para la investigación del vínculo entre la exposición a la violencia en los medios (de comunicación) y el comportamiento agresivo.

Materiales y métodos
Los participantes fueron 71 adolescentes entre 13 y 17 años de edad, 28 con trastorno disruptivo del comportamiento y 43 sin ningún diagnóstico. Todos los sujetos con trastorno disruptivo del comportamiento (TDC) tenían al menos un síntoma significativo de comportamiento agresivo hacia las personas, animales u objetos, en los 6 meses anteriores. Los criterios de exclusión fueron una capacidad intelectual por debajo de 80, diagnóstico actual de trastorno depresivo mayor o diagnóstico actual o previo de trastorno bipolar o esquizofrenia.

Para determinar la exposición a la violencia, se les hizo una entrevista semi-estructurada (a los adolescentes) y un cuestionario (a los padres) llamado "Medida de exposición a los medios" que mide qué tan frecuente es o cuáles son los hábitos con respecto a ver televisión y jugar videojuegos durante la semana y el año pasados. Con base en los índices de dicha escala, los autores derivaron un "índice de exposición a la violencia"; los adolescentes cuyo índice fuera superior a 0 (media de la muestra) eran clasificados como con "alta exposición a la violencia", mientras que aquellos con un puntaje de 0 o menos eran clasificados como con "baja exposición a la violencia".

Los sujetos fueron escaneados con RM mientras realizaban una tarea de conteo de Stroop, que requería que presionaran un botón correspondiente al número de estímulos visuales presentados simultáneamente. Durante los períodos control los estímulos fueron una "x", dos "x" o tres "x" (X, XX, XXX). Durante los períodos de activación ("interferencia"), los estímulos fueron números idénticos del 1 al 3 en los cuales el número representado no concordaba con el número de estímulos (p. ej. "11", "222" o "3"), en cuyo caso los jóvenes debían responder al número de veces que el número estaba escrito (y no al número en sí).

Las regiones de interés (Regions of Interest) para el análisis de la RMf incluyeron la corteza prefrontal dorsolateral bilateralmente y la corteza cingulada anterior (CCA).

Resultados
  • Todo el grupo control (vs. grupo TDC) mostró clusters o grupos de activación significativa en la CCA, el giro frontal medio (GFM) izquierdo y el giro frontal inferior (GFI).
  • El grupo con TDC (vs. grupo control) mostró activaciones sólo en el GFM bilateralmente.
  • Los sujetos control con baja (vs. alta) exposición a la violencia en los medios (de comunicación) mostraron activación del GFI izquierdo.
  • Los sujetos control con alta (vs. baja) exposición a la violencia en los medios mostraron activación del GFM izquierdo.
  • Los sujetos con TDC tanto con alta como con baja exposición a la violencia en los medios mostraron grupos de activación significativa en el GFM (pero no en la CCA o el GFI).

Discusión
Según los autores muchos estudios de neuroimagen funcional han mostrado alteraciones en el funcionamiento cerebral en sujetos agresivos, específicamente en varias regiones frontales y temporales, pero estas alteraciones no han sido evaluadas en el contexto de la violencia en los medios de comunicación.

Según Mathews et al., entonces, sus resultados soportan su hipótesis de que los sujetos con trastorno disruptivo de la conducta (TDC) muestran una activación (frontal) reducida durante una tarea que requiere activación del lóbulo frontal.

Específicamente, los sujetos control mostraron grupos de activación significativa en la CCA, el GFM izquierdo y el GFI izquierdo, pero los sujetos con TDC mostraron activación significativa sólo en el GFM bilareral, pero no en la CCA o en el GFI, durante una tarea de Stroop con números. 

Según los autores, la ausencia de activación significativa en la corteza cingulada anterior (CCA) y en el giro frontal inferior (GFI) en sujetos con TDC puede reflejar una alteración en los circuitos neurales implicados en la regulación emocional, lo que los predispondría a presentar un comportamiento agresivo.

Consistente con su hipótesis, añaden los autores, todo el grupo con alta exposición a la violencia en los medios mostró activación en el giro frontal medio (GFM), pero no en la CCA o el GFI (justo como se dio en los sujetos con TDC).

Los sujetos control con alta exposición a la violencia en los medios también mostraron un patrón de activación similar al de los sujetos con TDC y distinto de los sujetos control con baja exposición a la violencia.

Por su parte, los sujetos con TDC con exposición a la violencia a los medios, tanto alta como baja, mostraron activación sólo en el GFM. Sin embargo, los sujetos con TDC con baja exposición mostraron activación unilateral, mientras que aquellos con exposición alta mostraron activación bilateral.

En consecuencia, los autores concluyen que estos hallazgos sugieren que la exposición a la violencia en los medios de comunicación puede tener una influencia sobre el funcionamiento del cerebro, tanto si la agresión está presente como rasgo, como si no.

Conclusiones
Según Mathews et al.
  • Este estudio demuestra activación reducida del lóbulo frontal en sujetos agresivos, en comparación con sujetos control. 
  • Las diferencias en la activación del lóbulo frontal estuvieron asociadas con diferencias en la exposición a la violencia
  • La activación durante el desempeño de la tarea de conteo de Stroop en sujetos control con alta exposición a la violencia en los medios, se pareció mucho a aquella observada en los sujetos con TDC.

Mathews, V.P., Kronenberger, W.G., Wang, Y., Lurito, J.T., Lowe, M.J., & Dunn, D.W. (2005). Media Violence Exposure and Frontal Lobe Activation Measured by Functional Magnetic Resonance Imaging in Aggressive and Nonaggressive Adolescents. J Comput Assist Tomogr, 29 (3), pp. 287-292.

Comentario
Bueno, esta fue la presentación del artículo de hoy. Por supuesto medir exactamente la exposición a la violencia, y más a la violencia en los medios masivos de comunicación, no es sencillo. Sin embargo, Mathews et al. trataron de aproximarse a medir tal variable y encontraron que al dividir los sujetos en "alta" y "baja" exposición, según los hábitos y la frecuencia, se pudieron notar diferencias en el "funcionamiento" del lóbulo frontal mientras se realizaba una tarea especialmente diseñada para "activar" dicho lóbulo. La activación de los sujetos sin trastorno disruptivo del comportamiento con alta exposición a la violencia fue muy similar a la de sujetos con el trastorno, quienes son altamente agresivos. 

Aunque los autores dicen que la activación no significativa de la corteza cingulada anterior o el giro frontal inferior en los sujetos con TDC podría explicar el déficit en la regulación emocional, dicho hallazgo quizás refleje que dichos sujetos no "detectaron" -o "respondieron ante"- el conflicto que presentaba la tarea. Creo que para poder relacionar los hallazgos con la regulación emocional, la tarea tendría que haber incluido estímulos con contenido emocional (p. ej. contenido emocional ambiguo), midiendo, por supuesto, "áreas cerebrales emocionales". Por otro lado, no sabemos exactamente qué signifique que algunas activaciones sean unilaterales y otras bilaterales en ciertas regiones específicas.

A pesar de todo, los resultados de este estudio nos muestran que la exposición alta a la violencia en los medios puede cambiar el patrón de respuesta frontal; además, nos muestran que los adolescentes con comportamiento disruptivo parecen "utilizar menos áreas" frontales para resolver una tarea cognitiva de conflicto. Sin embargo, recordemos las precauciones que debemos tener con los estudios de resonancia: la causalidad no está establecida aquí. Es decir, no sabemos si dichos patrones de activación son causa, consecuencia o simple manifestación de la exposición a la violencia en los medios...Esta podría ser un área de investigación interesante.


¿Qué otras ideas se te ocurren con este estudio?

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