Una red dorsal y una red ventral para la orientación de la atención
En el 2002 Maurizio Corbetta y Gordon L. Shulman publicaron una
revisión de la evidencia para sustentar la idea de dos sistemas atencionales
del cerebro: uno de control de la atención dirigida a una meta y otro basado en
los estímulos relevantes para el comportamiento, especialmente aquellos
que son llamativos o inesperados.
Introducción
Corbetta y Shulman comienzan explicando que la cognición ayuda a la
visión debido a que permite que el cerebro cree, mantenga y cambie la
representación de qué es importante. Sin embargo, agregan, también los eventos
inesperados, nuevos, llamativos y potencialmente peligrosos toman la prioridad
en el cerebro y se procesan a expensas del comportamiento y la actividad neural
que se lleve a cabo en ese momento.
En general, la propuesta de Corbetta y Shulman es que la atención
visual es controlada por dos sistemas neurales parcialmente segregados:
(1) Un sistema centrado
en la corteza frontal y parietal dorsal posterior e implicado en
la selección cognitiva de la información sensorial y de las respuestas a esa
información.
(2) Otro sistema
ampliamente lateralizado al hemisferio derecho y centrado en
la corteza frontal y témporo-parietal ventral, que se encarga de la
detección de eventos sensoriales relevantes al comportamiento, particularmente
cuando éstos son llamativos.
Control de la atención de arriba-abajo
Explican Corbetta y Shulman que los observadores humanos son mejores
en detectar un objeto visual cuando saben de antemano algo acerca de los rasgos
del objeto (su ubicación, movimiento o color).
En los estudios de atención, la información previa se da generalmente
en forma de una clave (p. ej. una flecha pequeña) que instruye a los
observadores acerca de algunos aspectos relevantes de la escena visual
siguiente. En tales estudios, el patrón de activación cerebral es:
(a) áreas del lóbulo occipital responden de manera transitoria
a la clave, lo cual podría reflejar el análisis sensorial de la clave;
(b) áreas de la corteza parietal dorsal posterior a
lo largo del surco intraparietal (IPs, por las siglas del inglés intraparietal
sulcus) y en la corteza frontal (cerca del homólogo humano para el área
frontal del campo del ojo (FEF, por las siglas del inglés frontal eye
field) muestran una respuesta más sostenida. Tal patrón de activación es
predominantemente bilateral, pero en un sub-grupo de áreas frontales (FEF) y
parietales (IPs ventral), la respuesta es selectiva para información
espacial. Estas regiones pueden formar una red (la red fronto-parietal
dorsal) para el control de la atención visuoespacial.
Corbetta y Shulman agregan que hay evidencia creciente de que esta red
fronto-parietal también está implicada en otros tipos de selección visual,
tales como:
- cuando los sujetos esperan ver estímulos en movimiento,
- cuando los sujetos alternan la atención entre
dos objetos en el mismo lugar.
- durante procesos de memoria de trabajo
- durante la selección de una respuesta o acción.
- cuando hay que alternar entre tareas (p. ej.,
discriminación entre letras y números o categorizar por color o movimiento) [en
este caso es preferentemente la corteza parietal posterior izquierda]
En conclusión, Corbetta y Shulman resaltan que la evidencia -hasta ese
momento- apunta a la generalidad de la activación de regiones
fronto-parietales dorsales durante la selección cognitiva arriba-abajo de los
estímulos y las acciones. Añaden los autores que regiones de la corteza
parietal posterior izquierda se activan durante el establecimiento o
alternación de tareas o asociaciones de estímulo-respuesta para una amplia
variedad de estímulos y respuestas. Según ellos, los resultados de los estudios
indican que una función primaria de la red fronto-parietal es vincular
representaciones sensoriales relevantes con mapas motores importantes y
controlar de manera dinámica tales vínculos.
Control de la atención dirigido por el estímulo
Explican Corbetta y Shulman que el efecto de captar la atención que
causa un estímulo repentino se puede demostrar al presentar p. ej. una luz
rápida en una ubicación específica (clave sensorial) y al medir después cuánto
demora el sujeto en responder al estímulo-objetivo en dicha ubicación en
comparación con un estímulo-objetivo presentado en otra ubicación del
campo visual.
Según los autores, los primeros estudios proponían que los estímulos
sensoriales llamativos atraían la atención automáticamente,
independientemente de la intención del sujeto o de la tarea presente, pero estudios
más recientes han revisado tal idea y han mostrado que:
-los estímulos sensoriales no informativos no son
efectivos en captar la atención cuando atendemos cuidadosamente a un espacio
específico, pero sí cuando atendemos difusamente a una extensión espacial más
amplia;
-los estímulos sensoriales llamativos atraen la atención
de manera más efectiva cuando son relevantes a la tarea, p. ej. cuando
comparten rasgos o atributos con los estímulos que a los que los sujetos estén
buscando.
En consecuencia, según Corbetta y Shulman, la evidencia psicológica
actual apoya la idea de que la orientación hacia los estímulos sensoriales está
modulada por señales tanto de abajo-arriba como de arriba-abajo en una
interacción dinámica:
Las señales de arriba-abajo que reflejan nuestras expectativas -->
influyen sobre la importancia [atractivo] sensorial de ciertos objetos en el
sistema visual [abajo-arriba] --> Los mapas de
"importancia" se encargan de sumar las señales de abajo-arriba y las
de arriba-abajo para diferentes rasgos de objetos --> Los objetos
para el reconocimiento y la acción son seleccionados.
Papel de la red
frontoparietal dorsal en el atractivo de un estímulo
En general -afirman Corbetta y Shulman-, la red frontoparietal dorsal
se requiere para la selección de arriba-abajo, pero también es modulada por el
atractivo (abajo-arriba) de los objetos. En macacos, las áreas laterales
intraparietales y frontal del campo del ojo (FEF) son moduladas tanto por el
atractivo de los objetos como por la información contextual de arriba-abajo. En
humanos, los estudios de neuroimagen indican que el sistema dorsal
frontoparietal es modulado durante la búsqueda y la detección. Esta corteza
está vinculada con el inicio de una búsqueda y se mantiene activa hasta que el
estímulo objetivo se detecta.
Papel de la red frontoparietal ventral en
la orientación sensorial
Explican Corbetta y Shulman que los estímulos sensoriales de
significación comportamental, particularmente cuando son inesperados, pueden
reorientar la atención, una consecuencia de lo cual es la interrupción de la
actividad cognitiva en curso. Explícitamente, Corbeta y Shulman sugieren que
esta función de interrupción se da por fuera de la red IPs-FEF (o sea, la red
dorsal) en una red cortical más ventral que incluye a la corteza de la unión
temporoparietal (TPJ por las siglas del inglés temporoparietal junction)
y la corteza frontal ventral (VFC por las siglas del inglés ventral
frontal cortex).
Añaden los autores que esta red cortical ventral se encuentra
fuertemente lateralizada al hemisferio derecho y que por eso la
llaman la "red frontoparietal ventral derecha". Una de sus funciones
clave, agregan, es dirigir la atención hacia estímulos sensoriales importantes
para la conducta y que están fuera del foco de procesamiento. Enfatizan
los autores que la fuerte dominancia derecha, en contraste con la organización
más bilateral del sistema (dorsal) IPs-FEF, tiene implicaciones clínicas
importantes para la fisiopatología de la heminegligencia espacial, un
síndrome neuropsicológico común que ocurre después de lesión en el hemisferio
derecho.
Adicionalmente, esta red frontoparietal ventral no se activa por las
claves que informan acerca de estímulos próximos (en tiempo), sino, en
cambio por la detección del estímulo. De hecho, entre más inesperado el
lugar de aparición del estímulo-objetivo más se activa esta red y más aún se lateraliza
hacia el hemisferio derecho.
La red frontoparietal, entonces, está modulada por la detección de
eventos inesperados o de baja frecuencia, independientemente de su
localización, modalidad sensorial de presentación o demandas de respuesta.
Tales eventos, aclaran los autores, reorientan la atención, pero no
necesariamente en el espacio. Por eso, tiene sentido que la detección de
estímulos de baja frecuencia también active el sistema dorsal IPs-FEF derecho.
Por otro lado, la relevancia de la tarea también modula la
actividad en la unión temporoparietal (TPJ), cuya actividad incrementa cuando
se detectan estímulos infrecuentes en una modalidad sensorial específica (en
comparación a cuando los sujetos están pendientes de una misma clase
de estímulos o de estímulos en modalidades sensoriales diferentes). La
sugerencia explícita de Corbetta y Shulman es, entonces, que la TPJ se activa
fuertemente por los estímulos que son relevantes para el comportamiento pero
que desvían la atención de una tarea presente [el ejemplo típico que ellos
ponen al inicio de su artículo es de una alarma de incendio que suena mientras
estás atendiendo a la explicación del guía en un museo]. Si los estímulos son
irrelevantes y novedosos, activarían más la corteza prefrontal, la cual podría
ser necesaria para evaluar la novedad de los estímulos, mientras que la TPJ
podría estar más implicada en detectar la valencia comportamental de los
mismos.
Funciones de la red
frontoparietal ventral
Corbetta y Shulman claramente sintetizan esta red como la
representación de un sistema exógeno de orientación de la atención, el
cual dirige la atención a las localizaciones espaciales de estímulos
sobresalientes. Sin embargo, la red ventral responde por igual a estímulos
ubicados en diferentes partes. ¿Entonces de dónde "saca" la
información para localizar los estímulos? Corbetta y Shulman responden que la
precisión espacial de la orientación exógena podría depender de la activación
conjunta de la TPJ con la red más dorsal IPs-FEF. Los autores
sugieren que los dos sistemas podrían interactuar en varias formas:
(1) La red ventral (derecha) podría servir como un
sistema de alerta que detecta en el ambiente estímulos relevantes
para el comportamiento, pero que no está equipada con "sensores"
espaciales de alta resolución. Apenas se detecta un estímulo relevante, su
localización precisa depende del sistema dorsal IPs-FEF.
(2) El sistema
TPJ-VFC [red ventral derecha] podría actuar como un interruptor de la
actividad en curso cuando se detecte un estímulo relevante para el
comportamiento.
El papel de las dos redes en el síndrome de
heminegligencia espacial
Para finalizar, Corbetta y Shulman explican cómo su propuesta de las
dos redes atencionales casan con el interesante fenómeno neuropsicológico de la
heminegligencia espacial.
Los pacientes con heminegligencia espacial:
-Tienden a ignorar los estímulos del lado del espacio
opuesto a la lesión [la cual generalmente es derecha]
-Se sienten fuertemente atraídos hacia los estímulos del
lado derecho, como si la atención se les quedara "pegada" en el lado
derecho del espacio.
-Tienen problemas para dirigir las acciones (movimientos
del ojo o del brazo) hacia el lado contra-lateral del espacio.
-Tienen poca vigilancia (atencional), lo cual
exacerba los déficit que presentan en el procesamiento espacial.
Mesulam propuso en 1999 que la heminegligencia representa una
disfunción de la red dorsal IPs-FEF para la atención espacial. Sin embargo,
Corbetta y Shulman proponen que la anatomía de la heminegligencia se
corresponde mejor con el sistema ventral TPJ-VFC, debido a que:
- Las lesiones que causan la heminegligencia se localizan
más ventralmente en el cerebro y con frecuencia involucran a la
unión témporo-parietal. Si se dan en la región frontal las lesiones,
generalmente se localizan en la corteza prefrontal ventral derecha y en la
opercular, en vez de en regiones más dorsales (como la de FEF).
- La negligencia es más frecuente después de lesión en el
hemisferio derecho que en el hemisferio izquierdo y la activación de la TPJ
durante la detección de estímulos también se encuentra fuertemente lateralizada
en el hemisferio derecho. Por el contrario, la actividad en la red IPs-FEF
es ampliamente bilateral durante la orientación espacial y sólo se lateraliza
ligeramente durante el procesamiento del estímulo.
- Los pacientes con heminegligencia tienen déficit
primariamente en la detección de estímulos en vez de en la orientación [que es
controlada de arriba-abajo] atencional dirigida a una meta [cognitiva]. Es
decir, los pacientes con heminegligencia pueden dirigir la atención
voluntariamente al lado contrario al de la lesión (o sea, el lugar de la
negligencia), lo cual es consistente con una preservación de la red IPs-FEF.
No obstante lo anterior, Corbetta y Shulman reconocen que hay dos
aspectos que son problemáticos para su propuesta de los correlatos anatómicos
de la heminegligencia: uno, que los déficit de detección en la heminegligencia
muestran un gradiente a lo largo del campo visual (y ya se mencionó que la
unión témporo-parietal "responde" por igual a los estímulos en
cualquier lugar del campo visual); y, dos, que los pacientes muestran un
déficit al iniciar los movimientos en el lado contrario a la lesión, pero la
unión témporo-parietal (en sujetos normales) no se ha relacionado con la
preparación o la ejecución motoras. Muy ingeniosamente, Corbetta y Shulman
sugieren que las lesiones de la TPJ podrían desactivar
"funcionalmente" a la red dorsal IPs-FEF, bien por comunicación
disminuida desde la TPJ o bien por daño en la sustancia blanca subyacente que
comunica ambas redes.
Referencia: Corbetta, M., Shulman, G.L. (2002). Control
of goal-directed and stimulus-driven attention in the brain. Nature
Neuroscience Reviews, 3, pp. 201-215.
Comentario
Bueno, este fue el artículo de hoy. El mensaje
principal de Corbetta y Shulman, como vimos, es el de que la función de orientación de
la atención en los humanos es controlada por dos sistemas: un sistema
bilateral, el sistema del surco intraparietal y el área frontal del campo del
ojo (IPs-FEF), encargado de la generación de conjuntos atencionales de
estímulos y respuestas y de su aplicación durante el procesamiento de estímulos
(Corbetta y Shulman específicamente tienen la hipótesis de que este sistema
vincula las representaciones sensoriales relevantes con las representaciones
motoras relevantes). Un segundo sistema fuertemente lateralizado en
el hemisferio derecho, el sistema de la unión témporo-parietal y la corteza
frontal ventral (TPJ-VFC), detecta los estímulos relevantes para el comportamiento
y trabaja como un mecanismo de alerta o un "interruptor" para el
primer sistema cuando los estímulos detectados están por fuera del foco de
procesamiento (Corbetta y Shulman específicamente proponen que la función de
interrupción podría darse por la interacción funcional entre la TPJ y el
IPs, mientras que la VFC se encargaría más de la evaluación de la novedad de un
estímulo). Finalmente, Corbetta y Shulman propusieron que la heminegligencia
espacial se corresponde más con la actividad del sistema o red frontoparietal
ventral.
muchas gracias por la información
ResponderEliminar